lunes, 22 de febrero de 2010

Rêver o vivir: la puesta en escena en La ciencia de los sueños

Afiche de La ciencia de los sueños
Uno de los aspectos de la puesta en escena que más me impactaron de esta película fue el uso de la niñez, el uso de la inocencia representada en inventos y acciones que parecen ser cosa de niños únicamente. Hay que comenzar por la actuación que se ve en el largometraje. Solamente con los gestos de los protagonistas, con su lenguaje corporal, se nota algo de infancia en todos. Stéphane (Gael García Bernal) es el personaje que resalta más esa niñez que hay en un adulto, su capacidad de asombro es gigantesca y aparentemente no puede pensar en las consecuencias de sus acciones ni  establecer prioridades que lo mantengan cómodo o seguro. En los otros personajes, como Guy (Alain Chabat) o Zoé (Emma de Caunes), podemos ver una actitud burlona, matona, una actitud poco característica de un adulto, un modo de actuar bastante ingenuo y descomplicado. Este modo de vida infantil puede resumirse en las soluciones que les dan los protagonistas a los diferentes problemas que tienen, un ejemplo de esto es como Guy bota la televisión al río para dejar de ver programas ridículos.

Otro elemento de la puesta en escena que nos muestra esta niñez es el uso de varios juguetes como si de hecho funcionaran. Estos juguetes me hacen pensar en el uso de la imaginación de un niño. Por lo general, los niños tienen la capacidad de imaginarse cosas muy complejas, tan complejas como seres humanos a los que llaman amigos imaginarios. Teniendo en cuenta esta gran capacidad que tiene un niño, es bastante probable que un caballo de peluche corra o que tocando algunas notas en el piano las nubes queden suspendidas en el techo de un apartamento. Estos juguetes también me hacen pensar en cómo se valoran las posesiones cuando uno es un niño, uno no aprecia las cosas por lo que cuestan o por lo antiguas, uno las valora porque lo hacen feliz. La máquina del tiempo de Stéphane es un ejemplo de esto, él no ve esta máquina como un avance científico sino como un invento que le trae recuerdos.



La terquedad es una de las características dominantes en un niño.  Los niños suelen ser tercos porque no entienden el razonamiento de los adultos: un niño no puede saber que se va a indigestar si come muchos dulces porque simplemente no entiende qué carajos quiere decir “indigestar”. La terquedad, que aparece en la personalidad de Stéphane como una característica dominante, se ve representada en sus sueños. El calendario de los desastres que hace es un ejemplo claro de esta terquedad. Aunque en la “vida real” el director de la pequeña empresa se niega a aceptarlo, Stéphane lo ve como una gran publicación en sus sueños. Su mente no logra entender los parámetros que no permiten que se publique su calendario. Otro momento en el que vemos la terquedad del personaje es cuando Stéphanie le muestra el barco que construyó. Aunque ella le explica su idea de poner al barco en medio del bosque, Stéphane insiste en que haga el bosque dentro del barco como si se tratara de escoger un apartamento o de mudarse a otro país.

La puesta en escena de esta película tiene bastantes interpretaciones posibles, no existirá ninguna correcta o incorrecta así que me tomaré la libertad de interpretar. La puesta en escena para mí representa el sentimiento de ser ajeno a un lugar, el sentimiento agobiante que trae el no entender bien un idioma o no poderse comunicar fluidamente a través de él. La razón por la cual Stéphane se comporta como un niño es porque está en medio de un mundo que no entiende y no puede entender. La puesta en escena evoca ese sentimiento en el espectador, evoca la incertidumbre de no saber si se trata del sueño o la realidad. 

Lorenzo Márquez

(Primer semestre de 2009) 

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